martes, 28 de octubre de 2014

Farsa, reunión sobre el impacto del nuevo aeropuerto: FPDT

Sólo fueron 580 personas; no acudieron funcionarios de alto nivel de la Semarnat
Farsa, reunión sobre el impacto del nuevo aeropuerto: FPDT
Académicos cuestionan medidas para frenar el hundimiento del suelo y la falta de información
Angélica Enciso y Javier Salinas
Enviada y corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 28 de octubre de 2014, p. 33
Ecatepec, Méx., 27 octubre.

El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) calificó de farsa la reunión pública de información sobre la manifestación de impacto ambiental (MIA) del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México, en la cual los principales cuestionamientos de ciudadanos y expertos fueron sobre el hundimiento del suelo, la reubicación de aves, la falta de información arqueológica y el impacto social.

Pese a la trascendencia del proyecto, anunciado por el presidente Enrique Peña Nieto, que se pretende sea uno de los tres aeropuertos más grandes del mundo, la asistencia fue de apenas 580 personas, de las cuales, al final, quedaron unas 200. Sólo fueron académicos de la Universidad Autónoma Chapingo (Uach) y del Colegio de Posgraduados. Ni siquiera hubo funcionarios de alto nivel de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Además, la consulta sólo se divulgó en la Gaceta Ecológica y en un diario local. Fueron presentadas únicamente 21 ponencias –el límite eran 30–, que parecieron no tener eco, ya que José Antonio Ortega, director de Especialistas Ambientales, consultoría que hizo la MIA, ni siquiera tomó notas.

Asistieron unas dos decenas de integrantes del FPDT, entre ellos Ignacio del Valle, Damián Camacho, María Trinidad Ramírez, David Pájaro y Martha Pérez, así como unas 70 personas del grupo priísta Atenco y Paz. Además, representantes de organizaciones ambientalistas y funcionarios locales.

Aunque la convocatoria señalaba que no se aceptarían gritos ni silbidos, la moderadora permitió expresiones de ese tipo cuando expertos ligados al Frente de Pueblos cuestionaron planteamientos de la MIA. Patricia Muñoz, de la Uach, se refirió al argumento de Ortega, de que se reubicará a las aves en nuevos cuerpos de agua que sustituirán a los actuales, y preguntó cómo se hará eso y si les mandarían la nueva dirección. La respuesta inmediata fueron abucheos del grupo contrario al frente.

El consultor José Antonio Ortega, al principio de la reunión, hizo una presentación del proyecto, en la cual reconoció que la zona tiene un hundimiento de cerca de 30 centímetros al año, pero el actual aeropuerto ya se hundió nueve metros. Aseguró que ello se resolverá con obras de ingeniería que ya son evaluadas, con el objetivo de que el hundimiento sea parejo.

Luis Morett Alatorre, también de la Uach, sostuvo en su presentación que en el sitio donde se prevé la construcción de las tres pistas, en un estudio de campo de 2003, encontró mil 100 puntos (en 25 kilómetros cuadrados) con restos de materiales arqueológicos, pero, subrayó, la MIA, que retoma datos subestimados del Instituto Nacional de Antropología e Historia, reporta 28 sitios y 270 puntos.

Ante ello planteó que los trabajos deberían suspenderse hasta que se hagan la investigación arqueológica de manera integral. Deben realizarse de forma autónoma y colegiada, como un auténtico programa de investigaron regional.

Gustavo Alanís, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, dijo que funcionarios han declarado que ya comenzaron las obras, lo cual sería ilegal, porque la MIA aún no se autoriza. Propuso solicitar la opinión de Protección Civil para conocer si hay riesgos por la cercanía con los volcanes y el tipo de suelo.

El FPDT al final hizo un pronunciamiento, en el cual cuestionó que la Semarnat sea juez y parte. Además, que la consulta no se realice como establece la Suprema Corte: que sea libre, previa e informada, y propuso un debate público. Ignacio del Valle sostuvo que si hay imparcialidad en la evaluación, el aeropuerto no va, por el impacto que tendrá.




Es una zona lacustre, advierten especialistas de la UNAM
Expertos: el terreno donde pretenden edificar terminal aérea puede agrietarse
Emir Olivares Alonso
 Periódico La Jornada
Martes 28 de octubre de 2014, p. 33
Los terrenos de Texcoco, en los límites con el Distrito Federal, donde se planea construir el nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México, tienen riesgos de hundimiento y agrietamiento, pues es una zona lacustre. Ello debe ser contemplado por los constructores, con el fin de evitar problemas futuros, señalaron académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Agregaron que si esa situación es prevista y se da mantenimiento constante, no habrá problemas para la operación de la nueva terminal aérea.

Ese aeropuerto, que se ubicará en el antiguo lago de Texcoco, contará con seis pistas y tendrá capacidad para movilizar 120 millones de pasajeros al año. Tendrá un costo de 120 mil millones de pesos, abarcará casi 4 mil 500 hectáreas y se estima que la primera etapa comenzará en 2020.

De acuerdo con el estudio de impacto ambiental para esta obra, se trata de la zona con mayor hundimiento anual en el área conurbada de la ciudad de México, con un promedio de 21 a 30 centímetros.

Por ello, el método constructivo contempla los efectos que sobre su infraestructura puede tener ese fenómeno.

El documento establece que la sobrexplotación de acuíferos en el valle de México ha creado una amplia zona de hundimientos. Éstos varían de cinco centímetros al año en el centro de la ciudad a 30 en la zona de Chalco. Y la región donde se prevé asentar la terminal aérea es de las más susceptibles a ese fenómeno.

Luis Esteva Maraboto, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, planteó que aun con las características del suelo blando y propenso a posibles hundimientos, al ser una zona lacustre, ese terreno es mejor opción que una zona con terreno firme pero más lejana.

El especialista dijo haber conversado con algunos expertos que estarán cerca del proyecto, quienes le han informado que los costos por mantenimiento serán menores en ese lugar: Son terrenos muy blandos y podrían causar problemas. Sin embargo, está previsto que conforme haya asentamientos disparejos se pueden hacer ajustes en la parte superior (del suelo), de tal manera que se eviten deformaciones en las pistas. Esto tendrá un costo de mantenimiento, pero los colegas me han dicho que es preferible tenerlos que hacer el aeropuerto en un terreno firme y más retirado, lo cual tendría un gasto excesivo para todas las personas por su uso diario.

Marco Adrián Ortega, del Centro de Geociencias de la UNAM, con sede en Juriquilla, Querétaro, aseveró que si se tiene claro que la zona donde se prevé edificar el aeropuerto es riesgosa, los especialistas podrán solucionar los posibles problemas y la terminal aérea podría funcionar sin ningún contratiempo.

http://www.jornada.unam.mx/2014/10/28/sociedad/033n2soc

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